sábado, abril 22, 2006

Cuadragésimo cuarto paseo: Venas de nieve de Eugenio Fuentes; Barcelona: Tusquets, 2005



Siempre celebro el Día del Libro, el maravilloso 23 de Abril, con una rosa roja en la mano y leyendo a Cervantes, El Quijote, por supuesto, pero tenía esta vez un libro empezado, estaba leyendo Venas de nieve , y no podía dejarlo, así pues, y ruego que me perdone Cervantes, hice una excepción, seguí leyendo a Eugenio Fuentes y lo pasé muy bien.
Eugenio Fuentes es un escritor con notables dotes para la novela de intriga (pensemos en anteriores novelas suyas, excelentes, por cierto, como El interior del bosque, La sangre de los ángeles, o Las manos del pianista ) lo que le hace merecedor de un papel destacado en este género de literatura, pero es que, además, el extremeño Eugenio Fuentes sabe contar, goza de una gran habilidad narrativa y es capaz de llevarnos hasta el infinito siguiendo las pistas más dispares. Todo ello aderezado con un lenguaje rico en matices, adornado con singulares figuras literarias nada complicadas que hacen que su prosa sea muy agradable de leer. Paseamos ahora por Venas de nieve, y encontramos un novela contada en primera persona en tres partes ( 1“Sangre roja, sangre blanca”; 2 “Nortesur”; 3 ”El vientre del pelícano”) por el personaje principal, Andrea, policía asignada a la unidad de violencia doméstica en una comisaría madrileña, que se ha especializado en representar el papel de víctima en las reconstrucciones de asesinatos ante jueces y abogados. Andrea está separada de Nico, aunque ambos mantienen cordiales relaciones, y vive con su hijo y su padre. Su hijo está enfermo de Leucemia y está esperando un trasplante de médula compatible. La situación se hará angustiosa a partir del momento en que unos análisis desvelan que Nico no es el padre biológico de Lucas. La situación a partir de entonces se convertirá en hostil entre Andrea y Nico. Andrea piensa en Luis, alguien que conoció años atrás en un curso de policía y con el que mantuvo una relación sentimental. No sabe de su paradero, nunca más volvió a saber de él, pero ahora tendrá que encontrarlo porque al ser el padre tiene muchas posibilidades de salvar la vida de Lucas. Andrea lo intentará todo. De manera casi detectivesca irá atando cabos, preguntando acá y allá hasta dar con personas que conocieron a Luis. Estas le darán pistas que harán que Andrea tenga que desplazarse a distintos lugares por los que Luis pasó, incluso lejanos algunos, hasta Alemania. Así conocerá lo que hizo Luis tras su ausencia, sabrá de sus inquietudes, gustos, trabajos, amigos,... sobre parte de esa vida personal que guardaba ese ser tan enigmático y reservado, raro, como es Luis.
Este recorrido tan exhaustivo intrigará al lector, que va a descubrir, al tiempo que lo hace Andrea, curiosas perspectivas de un mismo personaje, ya que los conocidos que hablan de Luis presentarán facetas distintas del mismo, a simple vista sumamente contradictorias y desconcertantes (Visión de Andrea, Mimí, Lepanto...) Aparecerán ante nuestros ojos pinceladas perfectamente descritas de los paisajes, las costumbres, personas de los diferentes lugares. Los datos irán sumándose unos a otros como piezas pequeñas e irán reconstruyendo, como si se tratase de un rompecabezas difícil de componer, la vida de Luis, su carácter, sobre todo su complejidad, para acabar, al final de la novela sumándose a esa visión la del propio Luis, la noción que tiene de sí mismo y de su vida, sus nuevos cambios y proyectos.
En la novela todo queda bien resuelto, todo queda perfectamente reseñado, ningún detalle se le escapa a esa voz narrativa que nos lleva de la mano en su búsqueda. Hay una progresiva sucesión de la historia y un final no previsto que no voy a desvelar para no estropear su arma más preciada: la sutil intriga.
Me ha gustado mucho la novela. Creo que está muy bien conseguida la psicología de los personajes y que la trama está llevada con magistral maestría. Sólo queda mi humilde recomendación. Que ustedes lo pasen bien si se deciden a leer la novela.

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sábado, abril 08, 2006

Cuadragésimo tercero paseo: Caligramas de Guillaume Apollinaire; Madrid: Cátedra, 1987


La poesía moderna, además de abandonar la rima y la métrica fija, juega con el espacio. Un caso particular son los caligramas. Un caligrama o poema visual es un texto en el que la línea de escritura se usa como si fuera el trazo de un dibujo. Si bien hay antecedentes de este tipo de poesía, incluso en la literatura griega, etc., el iniciador de esta forma de escritura en la modernidad es el escritor francés Guillaume Apollinaire (1880-1918). Los caligramas no siguen una ordenación lineal, es un escrito por lo general poético, en que la disposición tipográfica procura representar el contenido del poema. Se pretende romper no sólo con la orientación de la lectura de izquierda a derecha, que se piensa que es en realidad una representación arbitraria de la cadena secuencial del lenguaje hablado, sino también con la página bidimensional, también leída de izquierda a derecha y de arriba a abajo. El texto se dispone libremente en el espacio bidimensional. Se produce una tensión entre lo verbal y lo visual, lo simbólico y lo icónico.
Algunos hablan, incluso, de poemas pintados, como los del poeta chileno Vicente Huidobro. Durante el siglo XX, fruto de una relación más estrecha entre literatura y artes plásticas, existe un cultivo mayor de esta forma, aunque antecedentes de la misma se pueden encontrar ya en la cultura griega, como hemos dicho anteriormente.. El primer caligrama de Huidobro titulado “Triángulo armónico” fue publicado el año 1912 ( revista Musa joven), aunque tuvo mayor trascendencia el conjunto de cuatro que incluyó un año más tarde en la sección “Japonería de estío”. Posteriormente seguirá cultivando este tipo de poemas, los caligramas “Paysage” y “Moulin”,por ejemplo, que logran reunir estrechamente el plano formal y textual, en un ejercicio ya plenamente vanguardista.

Un ejemplo de los caligramas de Apollinaire:
“La paloma apuñalada y el surtidor”



G. Apollinaire, "Coeur couronne et miroi "



Caligramas y poemas pintados de Huidobro:





Estas tendencias han formado parte de la literatura de vanguardias, la poesía experimental de los años 60 y 70 del siglo XX y sigue vigente en la actualidad a través de la práctica de nuevos caligramas y la poesía visual actual. Los títulos, multimedia y poesía experimental, del lenguaje visual al libro objeto, lenguaje visual, música-poesía visual, poesía fonética- en los textos fonéticos existe una conexión cercana entre el discurso y la música. En los poemas fonéticos se desarrollan los elementos básicos de la música, intensidad, sonido, tiempo, etc., pero no son un híbrido entre el discurso y la música, son discurso y música, o viceversa. Este tipo de poesía evita usar la palabra como mero vehículo del significado y la composición del poema-; polipoesía -poetas que no se limitan sólo a escribir poesía, sino que la prolongan en todos sus aspectos, tienen en cuenta su musicalidad, la luz, la entonación, si ha de ser recitado a una o varias voces, tratadas con ecos o mediante efectos electrónicos u otros medios-, holopoesía o poemas holográficos.- Los poemas holográficos u holopoemas son poemas creados con rayos láser, en los que las letras tridimensionales flotan y se mueven en el espacio y varían de color, de textura y de aspecto en el tiempo o según la contemplación del espectador-

Interesante este tipo de poesía por su carácter lúdico y divertido.

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