domingo, mayo 28, 2006

Cuadragésimo séptimo paseo: Instantáneas de Elena Castillo Díaz en: "I Certamen Literario Mª Teresa López Pérez"; Cáceres: Asociación 8 de Marzo, 2004


Por casualidad encontré este libro. Lo tenían unos amigos y me lo prestaron. Es una muestra donde se publican dos obras premiadas en poesía y prosa de un certamen literario para mí desconocido. En poesía llama la atención un título sugerente: Instantáneas de Elena Castillo. El poemario se abre con unos versos llenos de una extraña luz que nos atrapa desde el primer instante.

"Todo es nuevo.
Cada día
empiezo a conocer mi casa, mis vestidos,
la imagen que se peina en el espejo.
Me recreo, despacio, en los detalles:
Nada me pertenece."

Nos adentramos en un mundo interior lleno de complejas realidades, de sentimientos mezclados de alegría y dolor, de saludos y despedidas, de silencios y olvidos.

"Es la hora violeta.

Es la hora

en que el mundo se cobra los silencios.

Es la hora sin ruido y sin desgarro

de la oscura memoria abandonada.

Golpean mariposas en el balcón cerrado.

Frágil velo violeta.

Torres blancas.

Es la hora de todos los adioses.

Es la hora de todas las ventanas."

La soledad, la tristeza, el devenir del tiempo inexorable ,(" Te me haces vieja, madre [...] "), se dan cita en este sentido poemario donde la autora parece descubrirse a sí misma, parece recordar su pasado y tratar de hacerse un presente todavía incierto. Un presente vacío sin los otros, buscados, anhelados, tan necesarios.

"De pronto has descubierto que no existes aislada.

Debes ser frente a alguien,

para alguien, por alguien.

En ausencia de otros se rompen las barreras

entre el tú y el no-tú

y el yo que monologa.

Mil veces despojada de todo salvo el nombre,

intentas definir rasgos en el espejo

para reconocerte, como a un recuerdo vago. [...] "

[...]Lo que eres y no eres se entrecruza de sombras."

Hay frecuentes alusiones a una niña,

"Mi niña, mi preciosa, [...]"

que juega, mientras ella sola la contempla y que a su vez le pide que participe en sus juegos. Forma una parte importante en su vida

"¿dónde iré yo sin ella? [...]

Pero esa incierta espera en su vida, siempre ahí.

" La mano en el buzón,

no sé que espero.

FÁBRICA, PROVENZAL, MUEBLES DE PINO

INIGUALABLE OFERTA DE COLCHONES

es todo lo que encuentro. "

Los sueños, los deseos, los anhelos más profundos, quizás hasta el amor, apenas esbozado.

"Tú, la sed de las flores.

Hay un rumor de olas en tu aliento salino,

como una cordillera en tus contornos.

Emerges de tu sueño con ojos de obsidiana.

Tu voz inmoviliza la rueda de los vientos. "

Detrás una tremenda realidad, unos trámites, malos tratos, violaciones... Una historia terrible como tantas.

"Huele a dolor esta crema,

a dolor vivo,"[...]

[...]"¿de qué se queja usted exactamente?".

Son pocos los poemas que contiene el libro, pero todos ellos aparecen abrazados a la gran ternura que nos produce. A la sensación de asistir al discurrir silencioso de las palabras que no fueron dichas. De las sensaciones que no fueron precisadas, pero que están ahí, de esa especial realidad que su autora nos transmitió con una belleza sin igual. Creo que Elena Castillo tiene mucho que aportar y desde aquí rompo una lanza a favor de una escritura tan personal que merece ser conocida y aceptada en el ámbito literario.

Etiquetas:

sábado, mayo 13, 2006

Cuadragésimo sexto paseo: Doce cuentos peregrinos (1992) de Gabriel García Márquez; Barcelona: Ediciones Altaya, 1995


En mi infancia solía leer mis cuentos preferidos bajo las sábanas. Mamá había mandado apagar la luz y, con ese atisbo de rebeldía que ya empezaba a caracterizarme, escondía el libro y cuando ella se iba lo alumbraba con una linterna y así lo leía. La emoción de la lectura muchas veces me impedía dormir. Entonces ya intuía que todos esos cuentos no podían esperar, que no había tiempo suficiente para disfrutarlos. A veces ahora me sigue pasando. Descubro un libro y de nuevo me quiero esconder entre las sábanas para que no me molesten, para que me dejen gozar del libro elegido. No soporto leer con interrupciones, es como nadar con el peso de alguien bromeando a la espalda. Hace poco encontré un libro entre los estantes de mi biblioteca. Recordaba haberlo comprado pero no el motivo por el que no lo había leído. Se trataba de un libro de García Márquez, Doce cuentos peregrinos. Era raro, ya digo, no haberlo leído. Lo había olvidado. Hace tiempo que García Márquez había entrado a formar parte destacada de mi biblioteca y de mi memoria. Sí, desde aquel verano de antaño en que leí con verdadera voracidad Cien años de soledad, su novela fetiche por excelencia. Pensaba en esto mientras tomaba el libro entre las manos. Comencé a leerlo casi sin darme cuenta. Me atraparon de nuevo sus palabras, mágicas en cierto modo para mí. Desde el prólogo García Márquez explicaba las circunstancias extrañas de la creación de esta obra, unos cuentos que serían concebidos como esbozos de novelas, de guiones, de artículos de periódicos, de seriales de televisión y que se le resistían, que acababan muchas veces en la papelera y que volvía a rehacer una y otra vez por no sé qué extraños designios del destino.

"Ahora sé por qué: el esfuerzo de escribir un cuento corto es tan intenso como empezar una novela. Pues en el primer párrafo de una novela hay que definir todo: estructura, tono, estilo, ritmo, longitud, y a veces hasta el carácter de algún personaje. Lo demás es el placer de escribir, el más íntimo y solitario que pueda imaginarse.[...] El cuento, en cambio, no tiene principio ni fin: fragua o no fragua. ", dice García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982.

Doce cuentos peregrinos es un libro que tiene el estilo y la concisión de un extraordinario cuentista. Provoca una gran emoción y está elaborado con esa mano que convierte todo lo que toca en algo especial. "Sólo vine a hablar por teléfono" es mi preferido. De este cuento destaco la precisión, la manera magistral con la que están contadas las circunstancias fortuitas y absurdas que llevan a María, la protagonista, a ser internada en una clínica psiquiátrica sin estar loca de verdad. La voz del narrador es otro de los aciertos, que se abre paso entre los personajes para contarnos su interior, su vida, sus miedos, sus sueños más recónditos. La interrelación de los elementos es también destacable. No hay ninguno que no responda a una razón, a una clara intención de cohesión interna. Por otra parte, el tono irónico que se da al texto con la inclusión, por ejemplo, del gato que va a parar también al psiquiátrico porque no pueden darlo de comer es también a tener en cuenta. Podemos pensar que es una manera de reforzar la idea central del cuento: lo injusto del destino y la terrible situación.

Y ahora me tapo de nuevo con las sábanas. Ya no hay por qué hacerlo, pero me protejo. Un temblorcillo me invade. Me siento renacer. Me ocurre siempre que encuentro algo destacable. Será que estos textos están vivos, que son pura pasión.

" El que los lea sabrá qué hacer con ellos. Por fortuna, para estos doce cuentos peregrinos terminar en el cesto de los papeles debe ser como el alivio de volver a casa" (G. García Márquez)



Etiquetas:

lunes, mayo 08, 2006

Cuadragésimo quinto paseo: La edad de la mirada de José Manuel Regalado; Madrid: Devenir, 1999


Me pierdo en la inmensidad del océano y no hay agua. Estoy sujeto a los azares del destino y no juego. Recorro países enteros y no viajo. Escucho la brisa, leo el viento, siento el huracán...

“Cazador a la espera, tempo lento, oh sombra./ No te dejes ver, no agites la maleza,/ equilibrio. No el aire te module./ Pasa y olvida. Descentra, finge, /recrea este clima atravesado de vencejos./ Huracán o mirlo, engáñalos con tu aljaba / vacía. “ [...]
(Amor, Lugar)

[...]" Regresas del lugar enmarañado / y nada sabes del dragón, del fuego,/ del suave silbar de la serpiente. / Es verde a veces la dulzura y el placer / nos tienta , ¡oh carne y manzana!, /en un paraíso que perdemos / con las primeras lluvias “ [...] (Huida )

“ Tú con tu anhelo y yo muriéndome. / a horcajadas del adiós, muriéndome./ Son los sorbos del limo, su don último, / la levedad, el umbral de los tránsitos. “[...] (Despedida)

“ Tu sexo, ¡qué pequeño diamante/ en los aislados límites de los campos nevados!/ Breve comedia para tanto trabajo de tu amor/ por el cuerpo./ ¡Qué relámpago para soñadas lluvias/ o tenues primaveras! / Explosión de júbilo gozoso que envenena /un instante tu lago y tu costumbre. / ¡Qué fuego y rayo para tan tenue rastro/ de musgo y de ceniza! /¡Qué esplendor en el heno, qué mugido/ en las ascuas! /Para este final de recoger las sedas/ desvanecidas en la alfombra./ ¡Qué calor, rayo, trueno, fuego, brasa/para estas colinas de abetos pronto frías / , para este yelo de tanta búsqueda/ de infinita donación, de continente helado! /Rescatados del mar, ahora empieza el amor; / ahora, cuando está duro el silencio/ y el pan crecido ante las ánforas / Ahora, cuando un cuerpo jubiloso/ nos anuncia de nuevo / que es posible tu memoria en el agua.“ (Sexo)


“Te acoge la penumbra. /La calle es un mar de gaviotas. /No tú de su sueño, agreste como ninfa./ Cada latido es la verdad: Sus voces, su penuria, /su osadía, su larguísimo lamento./ Regresa a las bodegas, adéntrate en el agua, /en la raíz, hunde tus ojos en el azul oscuro, /en el terciopelo de la uva/ y no oigas la piedra, ni el musgo, ni los muros. /Es ese silencio previo a la ebriedad, /salto al vacío, temporera muerte, /qué de la ultratumba./ Finge que aún no te has dormido / para siempre, aplana la rigidez de los silencios / meditados porque ya sólo queda la palabra .” (Ebriedad)

“ El poeta es el otro. Vagas en este mundo / al que tu ser acompasa su cadencia/ y eres lugar y fuente, árbol perdido, sensación del fracaso. Nada memorable [...]” (Poema )



La edad de la mirada nos advierte desde sus primeras páginas que “Cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo, sólo quedan palabras" ( Jorge Luis Borges: El inmortal). Emocionantes versos de José Manuel Regalado que hoy me acompañan, que enmudecen mis palabras .

[...]“Pero tu palabra ( tu ser) es esa verdad, /esa proclama y ante ti se levanta, nuevo,/ el verso negador de la Esfinge, materia /y agua. (Poema )

Etiquetas: