Paseo 53: Al calor tibio del frío andén de Juan Copete; Mérida: De la luna libros, 2002 Al calor tibio del frío andén, del autor extremeño Juan Copete es una obra dramática que puede calificarse como poema de la desolación, del sueño del ser humano que intenta escapar de sí mismo en un tren que no existe. “Espejo de vértigos” lo llama Miguel Murillo Gómez en el prólogo- epílogo. Cuatro personajes sin nombre: La muchacha, El moro, La mujer, El hombre, llenan sus maletas con sus miserias y la ilusión de un nuevo día en una ciudad donde creen que encontrarán lo que buscan y ansían. Esperan ese tren bajo la expectante luna “cara de bollo” que a veces parece que sonríe y otras trastorna a los personajes. La soledad está dentro de cada uno de los cuatro. Y también dentro de un quinto personaje, silencioso y clarividente: un yonki que conoce la respuesta: no hay esperanza, sólo “tener un día más de caballo". “Se descojona de risa y llanto al ver a los muñecos esperando un tren que no existe. Sólo él sabe que nunca existió[...] “ La luna es otra de las protagonistas incondicionales “que todo lo ocupa”. Es muy importante porque influye en la percepción de los personajes, en su sentir, y parece condicionar su actuación. El personaje El hombre en su violencia. La luna cobra un sentido negativo en sus palabras. Así dirá de la muchacha: “Es mujer, puta y luna”, “No he sido yo que ha sido la luna”, le dirá igualmente a su mujer. También La mujer parece afirmar la peculiar relación entre su marido y la luna: “ Dices que todo cambiará. Lo dices tú, que mis presentimientos me susurran otra cosa. Si algo de confianza tengo, es por tu determinación de no mirar a la luna, culpable de tus iras. Es entonces cuando pienso que todo será distinto, porque el destino de este tren que aguardamos tiene una parada de sol. Cuando lleguemos y sus rayos revistan de nuevo nuestra mirada, entonces le gritaré a ella: ¡Fuera, puta de luna!...¡Fuera! “. La luna a las 23:15 también tiene su propia voz. Nos hace saber su propia condición. Sufre con esta consideración que tienen de ella los personajes, pero admite su esencia. Es la gran observadora, la encargada de hacernos conocer aspectos fuera de la acción dramática, como el llanto del padre de la muchacha, un poeta profesor que compone un poema, destrozado tras marcha de su hija. De igual forma nos pone en antecedentes sobre el personaje de la muchacha, “atiborrada de droga y sueños”. Para El moro la luna “sangra”. Ve la luna demasiado blanca, hecha jirones. No es una luna de todos, debería alternarse “como luna de duna, recién tostada del desierto”. Es en este enfrentamiento con la luna donde vemos su discriminación, su rechazo social. “Se promete seguir cagándose en la luna, la culpable de que los trenes se vuelvan locos y pierdan la ruta y olviden sus paradas”. Los personajes entablan relación. Se hacen amigos y comparten sus miserias y sueños, su destino, el calor tibio, en ese andén frío. Los personajes de La mujer y El moro intentan ensayar otros papeles, transformar su destino. Todo es en vano, están abocados al fracaso. Se llegan a enamorar. Ella es una mujer maltratada por su marido, él maltratado por una sociedad que rechaza el color de la piel, la religión, las costumbres. La mujer llega a descubrir que la luna no es luna, que es “el desecho de las culpas”. La muchacha, a su vez, ingenua, se dejará embaucar por las mentiras de “El hombre”. Quiere ser artista y tiene sueños, pero es violada, humillada y despreciada. Todos piensan en la muerte de El hombre, ese ser despreciable que rebaja a todos. Él puede con el miedo de La mujer, con el desprecio de El moro y con los sueños de La muchacha. En estos personajes están representados demasiadas almas. Aquí está la vida, en este frío andén, en ese tren que está por llegar, en las esperanzas y desesperanzas que llenan esas maletas, pero para nuestros personajes ya no hay esperanzas. La muchacha así lo siente. Matará al hombre. Posteriormente ve venir un tren y se lanza a él. “La luna de luto se retira a descansar.” Siete horas esperando y soñando lo que lo que nunca va a ser, pero era tan bello, podría haber sucedido. El espacio temporal cobra una gran importancia en la obra. Las escenas están presididas por la precisión temporal y por una gran voz en off que nos descubre casi todo. Son los pensamientos de los personajes, su mente que bulle al compás de la espera. Es de noche. Hay un recorrido minucioso y detallado del fluir del tiempo (De 22:30 a 6:00 h.) y ese paso nos acerca cada vez más al vacío, a la desesperanza, a esa maleta llena de ilusiones y a ese tren que no viene y que supone un cambio de vida que tal vez algún día sucederá. La mujer así lo ve. " Quizás otra noche el tren llegue, que nunca se sabe y por eso ella nunca deshará la maleta. [...]" La obra "se parió, sudó, renegó e ilusionó en tierras croatas y eslovenas, sin más condición por mi parte- dice Copete- que disfrutar de un texto para goce de folios en blanco y, mirando a Dios y al diablo, si algún día se representara, pues mejor que mejor". Virginia Campón, Simón Ferrero de la Cruz , Eva Gómez Gallego, Pablo Bigeriego, Juan Duarte, Mª Sol Díaz Chaparro y Elena Marquéz Rubio son los actores y actrices de la Escuela de Teatro de Extremadura que han puesto en pie esta lectura dramatizada con la dirección de Carmen Galarza, profesora de interpretación de la Escuela, sirve para inaugurar el miniciclo de autores extremeños. El X Ciclo SGAE de Lecturas Dramatizadas "Y la respuesta, lo que eleva a condición de arte aquello que ensucia nuestras camisas, escuece en nuestras gargantas y salpica las aceras, no es otra cosa que la Poesía, opino" ( Miguel Murillo Gómez) |
Etiquetas: Juan Copete
10 Comments:
Agradecido porque otra vez a través de tus letras nos acercas a las letras de la tierra extremeña.Un besote.
Esperar un tren...
Personajes sin nombre...
Me ha recordado a la "Paradoja del interventor"!
Muy buena reseña, así da gusto!
La metáfora del tren que no llega, o del tren inexistente por ausencia. La luna y cada personaje, siendo la Luna, uno, se percibe desde tu cuento, como una metafísica escrita, un trasfondo en claroscuros. Una interiorización de lo que cada personaje expresa. La imagen del andén es sugestiva, Gatito, e imaginar a través de tu paseo, cómo es la sustancia de esta novela, es como sentir al misterio.
Post especial el que has escrito. Así se acrecienta mi interés por encontrar este libro. Gracias Gatito.
Te envío un abrazo a través del viento de la blogósfera :)
Está destinado para ser represntado, allí mi imprecisión: es una obra ´dramática.
Le diré a Jorge, (él es director y actor de teatro) que lea este libro. Apunte importante en mi agenda.
Otro abrazo :)
El libro que comento, Rain, mi querida Vir&, no es novela ni cuento, es una obra de teatro. Se ha llevado a cabo una lectura dramatizada del mismo. No es una obra de teatro al uso con actos y escenas, sino que participa de una mayor libertad. El teatro de Copete tiene un carácter poético muy interesante que hace que el texto cobre una gran importancia. Una representación puede hacerse, debe hacerse, pero desde mi punto de vista no deberá perder ese toque poético tan especial que tiene la obra porque perderá su esencia.
Pies diminutos, sí, en el carácter referencial de los personajes se parece a "Paradoja del interventor", y en la espera del tren, pero en nada más. Los elementos están utilizados con distintos fines. Es lo que creo. Es la diferencia entre géneros y autores, si puede decirse así. Cambian las formas de contar. Paradoja es novela, "Al calor tibio del frío andén" es teatro. Aunque ha estado bien la aproximación. Ambas son obras que considero de una gran calidad literaria. Pero "Paradoja" me parece más próxima al cine y "Al calor tibio..." al teatro poético, más en la línea de Lorca, por ejemplo. De todas formas, medios distintos, con los mismos resultados: grandes obras literarias.
Un saludo a todos, Elbucaro, Pies diminutos, Rain. Gracias y abrazos
No conozco al autor ni a la obra, pero segun puedo percibir en tu reseña, un tren va a partir pero parece que nunca puede hacerlo. No se, aventuraré una interpretación: ¿puede ser la vida misma que no se atreve a vivir o que se teme vivir?
Mo se, tendría que leerla.
Perdon, es No (puse MO)
Es una obra para llevar al teatro, no cabe duda. Me recuerda mucho a La paradoja del interventor, libro que leí hace poco, y que en esencia dice lo mismo. Ese esperar un tren que no llega, o estar en tu último tren, o haberlo perdido. Me gustan esta lecturas con mucha materia para sacar de ellas. Con tantos significados.
Magda, en esta obra hay un deseo imperioso por cambiar de vida porque, por distintos motivos, no es la que los personajes quieren vivir. Son personajes en pugna con la vida. Una mujer maltratada, un hombre despreciable que maltrata a su mujer, una muchacha drogadicta que quiere huir de su padre y ser artista, un moro que sufre discriminación...Todos desean que llegue ese tren para salir de esa vida, para marchar a otra ciudad donde brille el sol y no esté presente la luna y su fatídica influencia, pero el tren nunca llega. El cambio no se produce. El tren puede interpretarse en sentido metafórico, como alegoría de la vida, como viaje, como posible cambio. El sol es la luz, la alegría, la nueva vida que puede venir; la luna es oscuridad, la amargura, la vida vacía que se tiene. Los personajes quieren un cambio, quieren huir en ese tren, pero su desgracia es que no viene, no pueden escapar de su vida, no es que no quieran cambiar, es que no pueden. Están atrapados en sus fatídicos destinos.
Sí, Zuriñe, es una obra de esas que te hacen pensar, que te revuelven por dentro.
(Es un libro fácil de encontrar y muy asequible. Me gustaría mucho que lo leyerais)
Un abrazo
Buscaré el libro, espero encontrarlo. Lo has narrado tan ameno que me ha interesado. La historia atrapa.
Gracias por otro libro que me presentas. Me encanta que lo hagas siempre.
Un beso soleado.
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