sábado, febrero 11, 2006

Trigésimo quinto paseo: La colmena (1951) de Camilo José Cela ; Barcelona: Plaza & Janés , 1999

La colmena es una obra clave en la novelística contemporánea . Es una novela abierta. No hay argumento propiamente dicho, no hay desenlace, todo queda inconcluso.
La novela está dividida en secuencias de longitud variable y separadas por un espacio en blanco. La suma de esas secuencias, de esas piezas, es el conjunto de los celdas, panales, de la colmena. La novela se desarrolla en pocos días. Hay un constante avance y retroceso en el tiempo. No se respeta el orden cronológico, lo que aporta mayor complejidad a la obra . Asistimos a una poblada galería de personajes, casi caricaturescos en ocasiones, gentes mediocres y a menudo de escasa moralidad . Abundan los despreciables e hipócritas, aunque también encontramos figuras conmovedoras, desvalidas, apaleadas por la vida. Los personajes se relacionan unos con otros . Un personaje nos pone en contacto con otro, éste último, a su vez , nos lleva hasta otro y así sucesivamente. Se trata de contar las peripecias de diferentes personajes; éstos forman el ambiente y la esencia de la estructura de la obra. Son vidas que transcurren paralelas y entrecruzadas. Es un ir y venir de personajes (estructura caleidoscópica). Esas vidas tejen un vivir colectivo, que sería el objetivo primordial que busca el autor: la vida de Madrid en 1942. Cela hablaba de “novela reloj “ donde cada pieza precisa de las demás para que marche el mecanismo.
Hay una secuencia de la novela que quizás no sea la más importante, pero que sí resume, a mi modo de ver, ese apaleamiento de la vida sobre los personajes . Se trata de la secuencia del hombre enfermo que se suicidó porque olía a cebolla (Pags 282 ,283 )

“ Estaba enfermo y sin un real, pero se suicidó porque olía a cebolla”


Es una escena impresionante donde el hombre habla con su mujer. Estaba desesperado por el olor a cebolla. Eso le desagrada, le pone nervioso. Dice que incluso el corazón le huele a cebolla. La cebolla está vista como el fracaso, la pobreza, la derrota ante la vida. Es un momento dramático, el hombre desea la muerte porque ese olor a cebolla permanente, le vuelve loco. La mujer le propone que se lave las manos, que beba un vaso de leche, que haga algo, en definitiva, pero el hombre todo lo descarta, quiere morir muy deprisa porque “cada vez huele más a cebolla” , a pobreza , a existencia ruin y miserable. La mujer escucha y quiere calmarle pero nada consigue, al fin admite que huele a cebolla, pretende quitar hierro al asunto . Abre entonces la ventana para que el olor se vaya, cree que con ello todo se solucionará. No entiende que las acciones están ajenas a la mente de su marido. No entiende que lo que le pasa a su marido está relacionado con el alma, con la forma en que siente esa pobreza, esa existencia que no le gusta. El hombre empieza a llorar y grita que cierre la ventana, que no quiere que se vaya el olor a cebolla. Y es que es lo único que tiene, la constancia de ese olor. El hombre es la imagen de la desesperación, de la irremediable realidad. Manda a su mujer que le traiga una taza de agua (insiste en que quiere taza y no vaso ). La mujer escucha desde la cocina un golpe sobre las losetas y un “berrido infernal”. El hombre se había suicidado. La mujer no puede hablar, nos dice el narrador, pero de poder hacerlo habría dicho: “Nada, que olía un poco a cebolla”. Ese “nada”, demuestra que el olor a cebolla no era problema para la mujer, pero sí para el hombre, que no era capaz de seguir viviendo con ello porque era una realidad de la que no podía huir. Una realidad que le hacía mella, que le mataba poco a poco. Es terrible. Me impresiona mucho este episodio. Es el hombre en medio de su destino, sin poder huir, incapaz de salir de él. Odiándolo y aferrándose a él al mismo tiempo, viviendo una realidad de la que sólo puede huir a través de la muerte. Nada se nos dice explícitamente sobre los problemas del hombre, sólo conocemos que es pobre, "sin un real", y que está enfermo. Es suficiente para entender su desesperación.
Es un episodio que podemos interpretar, como el resto de la novela, desde el punto de vista existencial y tocando ya el aspecto social. Cada secuencia podría desglosarse en múltiples interpretaciones. Cada vida de los personajes es digna de reseña. Las pinceladas ,casi impresionistas, a través de las cuales conocemos a los personajes son magistrales, uno de los mayores aciertos de la novela desde mi punto de vista.
Lean la novela. Relean esta novela, innovadora en su día, que ha soportado el paso del tiempo. La disfrutarán sin duda. Y para los que prefiera el otro medio, el audiovisual, ahí tienen la versión basada en la novela que Mario Camus realizó en 1982 , que consiguió no pocos premios y que recrea perfectamente el ambiente de la misma.




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7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No he leído esa novela de Cela, aunque sí recuerdo muy bien la película y ese puzzle variado de personajes. He leído pocas cosas de CJC, aunque guardo un grato recuerdo de aquella "excursión" que hice con él por aquel paisaje de la Alcarria. Saludines.

sábado, 11 febrero, 2006  
Blogger Meritxell2000 said...

Recuerdo que "La colmena" me la mandaron como libro de lectura obligatoria en 3º de BUP ¿o fue en COU? Bueno, por esas fechas. Ese episodio que cuentas del pobre hombre que se suicidó por no poder soportar el olor a cebolla, me hizo reír muchísimo en aquella época. Lo que es la vida, entonces todo era motivo de guasa y risas por todo. Qué lejos de la interpretación que haces tú ahora, en que lo analizas con un enfoque existencial,naturalmente más ajustado al texto de Cela que lo que yo hice: tomarlo como un episodio cómico, de chiste, del absurdo. Ahora yo lo veo como tú, y me da pena recordar que con la inexperiencia la vida nos parece algo que luego comprobamos que no es: un puro chiste, unas risas.
Tu post me ha dejado clarito que cambian nuestras enfoques de las lecturas y parecemos otras personas completamente diferentes.

Muy recomendable para elbucaro esta novela: la película está bien,a mí me gustó bastante; y Cela como actor...; pero pienso lo mismo que Gatito, Cela lo cuenta de una manera magistral. Yo no me canso de releerla. La entiendo cada vez mejor.

Un abrazo.

sábado, 11 febrero, 2006  
Blogger francisco aranguren said...

Abundando en tu comentario, para mí, que he opositado, La Colmena tiene en la oposición una de sus metáforas del absurdo de la vida: ese episodio en el que una madre cuenta que su hijo -opositor a funcionario de Correos- ha muerto y dice algo así como "el pobre ya se sabía las estafetas de Aragón y de Cataluña, y casí las de Valencia..." Ese humor negro de Cela, que destaca la miseria de nuestras vidas, la tragedia del opositor que no vive su presente, por un futuro que puede ser que no llegue. La muerte, de nuevo, como salida de la miseria.

martes, 14 febrero, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Cela termina por ser un autor al cual uno mira con dudas permanentes, y sin separar epocas de su obra con los acontecimientos públicos y eso dificulta mucho lectura. Admito que pesa mucho la mala imagen que se va formando del autor de un momento muy particular de laliteratura iberica

viernes, 17 febrero, 2006  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Hasta el momento no he leído nada de Cela. Muchas gracias por demostralo a través de tu post, querida Gatito viejo.

sábado, 18 febrero, 2006  
Blogger Portarosa said...

Hola, Gatito.

Yo considero a Cela uno de los más grandes escritores españoles del siglo; con eso te digo todo, creo. No estoy de acuerdo con que sólo sean buenas sus obras del principio, ni mucho menos; claro que al final escribió cosas mediocres para ganar dinero, y claro que muchos de sus libros no están a la altura del resto, pero son muchas las obras en las que, en mi opinión, demuestra ser un escritor genial.
Lamentablemente, el personaje público, que en los últimos tiempos fue degenerando cada vez más hacia lo superficial y lo tonto, impide que mucha gente se acerque al escritor.

Un abrazo.

lunes, 20 febrero, 2006  
Anonymous Anónimo said...

es bonito este sitio...este libro aunque no lo recordaba...como me suele pasar con la mayoríaa de libros...lo leí...no recuerdo ni cuando...y solo me quedó ese sabor cítrico...negro...me gustó
gracias por recordármelo

viernes, 01 febrero, 2008  

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