jueves, enero 26, 2006

Trigésimo tercero paseo: El cartero de Neruda (Ardiente paciencia, 1985 ) de Antonio Skármeta; Madrid: Orbis- Fabbri, 1997


Antonio Skármeta es un escritor chileno contemporáneo del que me gusta especialmente una novela, El cartero de Neruda. En esta novela Mario Jiménez, un joven pescador, decide abandonar su oficio para hacerse cartero en la Isla Negra, donde la única persona que recibe y envía correspondencia es el poeta Pablo Neruda, a quien admira profundamente, esperando que algún día el poeta le dedique un libro o pueda conversar con él. Sus deseos se verán cumplidos al establecerse entre ambos una relación muy peculiar propiciada por las cartas que el cartero lleva cada día al poeta y porque Neruda ayudará a Mario en su historia de amor, al tiempo que sigue con sus preocupaciones por la política y el Premio Nobel . El protagonista de esta novela, sin embargo, no es Pablo Neruda, sino el cartero, de quien destaca una apasionada afición por la poesía. Me llama mucho la atención la personalidad de Mario. Se trata de una persona sencilla cercana a la literatura. Una persona que vive profundamente la poesía y en eso es distinto a los demás. En sus charlas con Pablo Neruda llega a afirmar que la poesía no es de quien la escribe sino de quien la lee. Este sentir acerca el personaje al pueblo, muy en la línea de Pablo Neruda, conocido como“poeta del pueblo “, “poeta de la luz “.
La novela es un gran acierto desde mi punto de vista porque nos ayuda a conocer la personalidad del poeta Pablo Neruda y porque consigue unir la poesía ( literatura) a la vida a través del personaje de Mario, de forma muy original y atrayente.
No dejen de ver, si no lo hicieron, la película con el mismo título que dirigió Michael Radford, una maravilla. Incluso Skármeta hizo una versión para el cine,“Ardiente paciencia “, que es la obra de un escritor que hace una película,”un intento amateur en el cine” según palabras del propio autor.
El cartero de Neruda, todo un homenaje a la poesía, de la que Skármeta dice:


“Que la poesía no ha muerto me consta personalmente por la enorme irradiación que tuvo entre los lectores y espectadores de “El cartero de Neruda. Es decir, la gente tiene ansias de sentir y de expresarse en otros términos que aquellos que la rutina de la realidad les ofrece. Precisan de imágenes alternativas, porque cada vida es un manantial de intimidad insustituible. Mirar la vida con tensión poética expande nuestros sentidos, afina la inteligencia y transforma a quien se entrega al vértigo de las metáforas en una persona seductora. “

Pues ya saben...





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viernes, enero 20, 2006

Trigésimo segundo paseo : Obras completas de Antonio Machado; Barcelona: RBA, 2005

Antonio Machado es un poeta y prosista español, perteneciente al movimiento literario conocido como generación del 98, al que me gusta volver de vez en cuando. Es una necesidad acrecentada por la costumbre, la agradecida disciplina impuesta a mí mismo durante años y el convencimiento sincero de que todavía conozco poco de este fabuloso escritor porque cada nueva lectura me aporta nuevos datos que antes pasaron desapercibidos , nuevas maneras de sentir respecto a lo que leo. Es como si en cada nuevo paseo por su obra, leyese con unas nuevas gafas capaces de difuminar la ceguera literaria y hacer que pueda escudriñar cada palabra de las contenidas en esta interesante obra.
Machado es un poeta innovador y tradicionalista a la vez, porque supo dar nuevas formas de expresión a preocupaciones teóricas de siempre: Vida, Muerte, Ser, Dios ...
Hay que distinguir tres temas claves en Machado: el Tiempo, el Sueño, el Amor
El tema del Tiempo: Antonio Machado se llamaría a sí mismo, por boca de Juan de Mairena, “poeta del tiempo”. Se refleja su importancia en sus primeros poemas ,“El viajero“, por ejemplo , etc. pero ese sentimiento del tiempo se acentúa más en “Campos de Castilla “, libro social, abierto a la colectividad, en poemas como “El pasado efímero”. Es importante destacar la moda filosófica que introduce A. Bergson en París, conferencias a las que asiste Machado . Es una filosofía del tiempo subjetiva. Lo entiende como algo vivo, personal, no como concepto o abstracción. Es muy importante en su producción poética .
La formulación del tiempo en sus poemas aparece por medio de lexemas temporales, es decir, introducción de partículas de temporalidad tales como “ya , aún “ , etc .También por la elección de interlocutores, elementos no humanos, ambientales, que simbolizan lo temporal en su discurrir. (El agua, la fuente, la tarde, los caminos, etc.).Dentro de este tema del tiempo entraría también su preocupación por la Muerte y por otro tema importante, el de la Divinidad (Dios- Cristo).Se trata de un Dios en el que no se puede creer, aunque se desee. A este respecto atraviesa etapas de fe y no-fe .El Dios de Machado es un Dios filosófico, nacido de la reflexión. Se siente más cercano a la figura de Cristo, más humano, porque Cristo predica ante todo la dignidad humana. Le interesa de él el triunfo de la muerte, es la representación de nuestra ansia de eternidad.
Igualmente tendríamos que hablar, dentro del tema del tiempo, de la idea temporal de la historia . Machado echa mano de la concepción intrahistórica de Unamuno. La Historia se ocupa de narrar unos hechos importantes de unos personajes que destacan por participar en determinados acontecimientos, en su historia, con nombres , sin embargo, la Intrahistoria es la vida de esos hombres grises, de esos hombres que no pasan a la historia con mayúsculas y que, sin embargo, participan también en el hacer de la historia, pero en el anonimato.
El tema del sueño : encontramos dos posibles tipos de sueños :
sueño de dormir y ensoñación durante la vigilia
Para Machado el sueño importante es el segundo, la ensoñación durante la vigilia, porque para él es la única forma de llegar a conocerse a sí mismo. A través del soñar, no de racionalizar, es la manera en que el hombre puede concebir su existencia, actualizar su vida anterior.
El pasado puede ser de dos tipos :
irreparable, imposible de reconstruir; pasado apócrifo, pasado que vive en la memoria de alguien y que actúa en su conciencia y, por tanto, incorporado a un presente y en constante función de porvenir, de futuro . Este es el único pasado que le interesa a Machado, pasado manipulado en el recuerdo, porque ofrece la posibilidad de eliminar lo que una persona no desea conservar en la memoria. Es una memoria selectiva para modificar . Hay elementos como “ galerías, espejos, rosas, fuentes, viajero, etc., que sueñan en los poemas de Machado, sobre todo en sus primeros libros que son más simbolistas. “Campos de Castilla “ es un libro menos simbolista. La utilización del sueño se mantiene proyectada sobre el paisaje. Un paisaje intrahistórico, que parece que tiene alma.
Tema amoroso. Señalaremos el papel destacable que juega Leonor, su mujer. Podemos señalar tres momentos claves en el desarrollo amoroso : nacimiento del amor; centra el amor en una persona concreta; fracaso al comprender el amante las dificultades que encierra en sí mismo el amor, por ello el objeto erótico es imposible. Conviene recordar lo que algunos estudiosos han venido señalando al respecto,que la Generación del 98 se queda en lo trivial en cuanto a la evocación amorosa, es comunicación humana y no erótica. Se hace referencia a las manos, por ejemplo, etc. , pero no va más allá.
Para conocer más profundamente la obra de Machado sería conveniente tener en cuenta su propia concepción poética reflejada en las siguientes palabras escritas en 1917:

“ Pensaba yo que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu; lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, en respuesta al contacto con el mundo. Y aún pensaba que el hombre puede sorprender algunas palabras de un íntimo diálogo, distinguiendo la voz de los ecos inertes; que puede también, mirando hacia dentro, vislumbrar las ideas cordiales, los universales del sentimiento”

De esta forma Machado une lo esencial y lo temporal .
Me gusta leer a Machado de vez en cuando, como decía al principio, porque esa identificación, que hace el poeta, del alma con las cosas del mundo me atrae. El poeta se relaciona con las cosas y éstas adquieren un sentido nuevo, personal, relacionado con la experiencia vivida. Me gusta que el camino se haga al andar, que la fuente en su fluir recuerde el paso del tiempo, que la tarde traiga nostalgia de lo vivido, que la reflexión cobre vida, que la poesía sea “la palabra esencial en el tiempo”, que la poesía sea “el diálogo del hombre, de un hombre de su tiempo”.Me gusta leer a Machado, qué más decir...

Y ahora les dejo, voy a escuchar un CD que guardo como oro en paño y que sin duda conocerán. Se titula "Dedicado a Antonio Machado, Poeta", donde Joan Manuel Serrat canta de manera inconfundible los poemas de Machado. Una verdadera delicia que traspasa el paso del tiempo y que supera cualquier atisbo de moda pasajera.


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lunes, enero 09, 2006

Trigésimo primero paseo : Aura (1962) de Carlos Fuentes ; Madrid : Alianza, 1994
La primera vez que oí hablar de Aura fue hace muchos años .Fue a mi profesor de prácticas de redacción. La mención tuvo para mí un carácter totalmente sorpresivo , ya que comparó un escrito mío con la novela corta de Carlos Fuentes. Al parecer le había gustado mi escrito y decía que tenía muchas influencias del texto del escritor mexicano. Negué haberlo leído, como bien era cierto , y, por lo tanto, rechacé cualquier tipo de influencias. Él pareció mirarme extrañado. No acababa de creer algo que a todas luces le parecía imposible. Como siguió alabando durante un rato mi escrito, yo estaba contento, siempre es mejor que nuestros textos gusten y sean alabados a que nos los echen por tierra, claro está, pero dentro de mí, y pese a las alabanzas, surgió una desmesurada rebeldía, ¿ cómo era posible sufrir influencias de alguien que no habíamos leído? Pasado un tiempo busqué el libro en cuestión. No podía quedarme con esa intriga. Me encontré con una novela que, efectivamente, recordaba mucho al texto que por aquel entonces escribí. Las semejanzas no eran en el contenido, en la trama, sino en el estilo, en los giros y expresiones. Estaba escrita en segunda persona y se apreciaba la misma forma de novelar. Había mucha relación, como digo, demasiada ... Parecía un texto creado por la misma persona. Me quedé petrificado. La novela me gustó. Valoraba desde el punto de vista meramente subjetivo, sin entrar en las innovaciones que había supuesto la novela en el periodo en que fue escrita , ni si su autor pertenecía a las nuevas tendencias narrativas hispanoamericanas, al llamado "boom literario," no era importante por entonces para mí más que lo que ocurría conmigo y esa novela. Me sentía creador de ella sin haberla escrito, por aproximación, por lazos invisibles que anudaban mi atención, mi osadía en descubrirla, en desenmascarar la verdad... Desde ese día empezó a interesarme de manera extrema lo que escribía Carlos Fuentes. Leí todo lo que pude de él y cada vez me sentía más cercano a su estilo sin tratar de imitarlo, pero me salía, siempre me salía... ahora lo había leído y era normal, así lo entendía, pero la sombra de Aura estaba ahí, no podía olvidarlo, ¿qué ocurrió? No lo sabía, nunca podría dar respuesta, lo intuía, lo temía ...
La lectura de la novela me envolvía. Aura era una obra enigmática, una obra que, en su brevedad, tenía la capacidad de confundir, de sugerir, de hacer descubrir un mundo fantástico lleno de símbolos tenebrosos, de trasladarnos a un ambiente fúnebre y exquisito donde el erotismo es símbolo de la vitalidad, donde se intenta vencer a la muerte y su decadencia a través de la pasión amorosa.En esta historia había pocos personajes, unos aparecían físicamente (Montero, Aura, Consuelo...) y otros estaban ausentes (como el General LLorente que ya había muerto), pero que importaban sobremanera dentro de la trama.
Felipe Montero, el protagonista, empezaba a desplazarse después de ver un anuncio en un periódico. Un anuncio de un trabajo de historiador que consistirá (como le hará saber más tarde la propia señora Consuelo) en ordenar y corregir los papeles que dejó escritos su difunto marido el General LLorente. Felipe se dirigió al centro, a una calle antigua, la calle Donceles, en donde estaba la casa donde tenía que ir para encontrarse con el pasado, representado por Consuelo, una anciana consumida por el paso de los años, que mediante la hechicería, querrá convertirse en ella misma de joven, la sobrina Aura en el presente, y así reencontrarse con el amor pasional de su vida:su marido el General LLorente, el mismo Felipe Montero en quien se había reencarnado, según sabremos más tarde.
Toda la historia es urdida por Consuelo, verdadera conocedora de todo, quien utiliza a Aura como medio para conseguir sus propósitos para con Felipe Montero. Aura es una muchacha joven y bella de ojos verdes y cautivadores. Conseguirá enamorar a Felipe y de esta forma vivirán una historia de amor erótico en el presente con una sombra inquietante del pasado,algo que descubrirá consternado el lector .
Todo es misterio, oscuridad, tensión. Aparecen una serie de animales (como Saga, el conejo, el macho cabrío, los gatos, los ratones, el perro de la entrada...que acentúan ese carácter enigmático y aterrador que se respira en el ambiente. Los elementos más dispares se unen para presentarnos esa realidad extraña donde aparece la intriga, sólo desvelada al final de la novela, donde vemos cómo la señora Consuelo consigue reunirse con su esposo a través del cuerpo de Felipe, quien, a su vez, cree estar con Aura y se da cuenta aterrado de que no es así, que se encuentra en la cama con una mujer de cerca de cien años. Lograrán, de esta forma, reunirse dos amores rebasando las barreras del tiempo y de la muerte, utilizando distintas personalidades. Se establece un constante juego de dualidades: Consuelo-Aura, Felipe-LLorente, Aura- Saga. Y, de igual manera, un continuo ir de la fantasía a la realidad, de la realidad a la fantasía , del pasado al presente y de éste al pasado.
Aura es una novela llena de simbolismo, de magia. Son frecuentes los elementos simbólicos que son utilizados de manera sistemática. Por ejemplo la casa como centro del mundo. Es la imagen del universo. Es esa casa que el personaje principal siente como suya, donde encuentra paz y esperanza a la vez que tensión y perplejidad. Por otra parte la oscuridad física de la casa está vista como un dato más de lo que esa casa oculta relacionado con las mujeres que la habitan. El mundo femenino de esa casa aparece en la novela como algo acogedor pero amenazante. Los propios personajes femeninos, Aura y Consuelo, se convierten respectivamente en símbolos de la juventud y la vejez . Juventud perdida de la señora Consuelo y recuperada mediante la proyección de sus propios deseos a través de la figura de Aura. Serían innumerables los ejemplos que podríamos poner sobre este asunto y que no vamos a abordar por no extendernos demasiado. Será suficiente decir que el establecimiento de contrarios como luz, representado por Felipe (lo masculino), y sombra, Consuelo, representado por lo femenino, es una de las claves de la novela a mi manera de ver. Novela, cuanto menos, inquietante, si se me permite, pero sugerente e interesante.
Aún sigo dándole vueltas a la cabeza. Sigo sin resolver el porqué de todo esto. Quizás entonces se produjo un hechizo, algo mágico, y de nuevo el pasado volvió y la literatura se transformó y jugó su papel y escribí como otro sin conocerlo y tal vez alguien escribirá como yo sin conocerme, no importa lo famoso o desconocido que se sea. Es el juego de la historia de la literatura, las casualidades tal vez, no lo sé. Sólo acierto a decir que esto sirvió para que conociera a uno de los escritores que más me atraen, más me motivan a escribir, más me orientan, y exigen, por aquello de que lo que conocemos, comprendemos y admiramos es al final con lo que soñamos y a la vez lo que tenemos.

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