Paseo 52: La pequeña vendedora de prosa de Daniel Pennac; Barcelona: Mondadori, 2000 Daniel Pennac, seudónimo de Daniel Pennacchioni, escritor francés muy conocido. Ha escrito libros para niños y ensayos, entre ellos el delicioso y célebre Como una novela en el que enumera los derechos del lector. Como novelista destaca la saga malausseniana que gira en torno a Benjamín Malaussène y su peculiar familia. Estas novelas se sitúan en la frontera entre lo policiaco y lo burlesco. Los títulos de esta saga son: La felicidad de los ogros (1985), El hada carabina (1987), La pequeña vendedora de prosa (1989), El señor Malaussène (1995), Los frutos de la pasión (1999), todas ellas situadas en el barrio parisino de Belleville, barrio multirracial de París donde vive el autor. Estas novelas pueden leerse por separado. En cada una hay juego, humor, argumentos descabellados que tocan casi lo surrealista. La pequeña vendedora de prosa es la única de la saga que he leído. Me he reído mucho. Es una de esas novelas en las que pasan cosas, llena de anécdotas, crímenes, investigaciones, sospechosos... con diálogos directos y ritmo rápido, estructura policial, trama lineal, sin complicaciones, un lenguaje coloquial con tendencia al uso de la jerga callejera y argumentos casi absurdos mezclados con grandes dosis de humor. Es una de esas novelas que enganchan, que uno no puede dejar sin concluir y en la que el lector se deja seducir por una galería de personajes extraños y estrambóticos que te hacen pasar un buen rato y que te sorprenden a cada momento, desde el mismo Benjamín Malaussène, pasando por la tribu, su familia (Clara, Thérèse, el Pequeño, el perro Julius, Louna, el viejo Thian, Verdún, Hadouch, Amar y Yasmina, Jérémy), Julie, la reina Zabo, el misterioso J.L.B, el ministro Chabotte, Clarence, Loussa, Berthold.,y tantos otros... cada uno con unas peculiaridades dignas de descubrir. No deja de ser original el punto de vista adoptado, esa voz llena de humor, que se muestra en un juego constante con el lector y al que hace cómplice en cada momento con sus reflexiones y disparates, pero sólo una advertencia:no saques conclusiones, cualquier previsión será un error en el desenlace. Como en toda novela policiaca el asesino será el que menos te esperes. ¿Acertarás? Prueba y lo sabrás. |
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